El presidente de Correos S.A. Javier Cuesta Nin se fotografía con los Mensajeros de la Paz para vendernos una imagen solidaria de la empresa. El anacronismo de los tiempos que vivimos se manifiesta en la caridad que necesitan millones de familias en España para comer o para que sus hijos estudien.
Correos colabora con la organización religiosa para repartir material escolar entre escolares pertenecientes a familias en situación de "vulnerabilidad". El cura de turno reconoce que "muchos niños no tienen acceso a los materiales de estudio, porque su familia a veces no tiene ni para pagar el recibo de la luz" y el presidente de Correos se pone la medalla declarando que "es un orgullo colaborar por tercer año consecutivo con organizaciones
como Mensajeros de la Paz, aportando lo mejor que tenemos: nuestras
oficinas y la gente que trabaja en ellas cada día".
Las empresas utilizan el "márqueting solidario" también llamado "Responsabilidad Social" para camuflar el maltrato al que someten a sus empleados de puertas para adentro.
No hay más que echar un vistazo a las entidades colaboradoras de Mensajeros de la Paz para comprobar que todo es una fachada para no acabar de raíz con las desigualdades: Mango, Caixa Bank, Banco de Santander, Mapfre, Pelayo, Carrefour, Johnson and Johnson,...
Primero nos enriquecemos a costa del sudor del pueblo, les obligamos a vivir en la indigencia y después les damos unos caramelos para que nos den las gracias por darles la oportunidad de seguir viviendo. Esa es la función de la caridad religiosa cuya función es anular las ansias de un pueblo por quitarse el yugo y tomar las riendas de su propio destino.
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