Según está comprobando la Coordinadora Sindical de Clase sobre el terreno Correos está subcontratando a través de estas Fundaciones puestos que antes ocupaban personal propio de Correos, favoreciendo además el lucro que suponen estos chiringuitos de la caridad que reciben además del contrato con Correos subvenciones y ayudas estatales, lo que convierte a sus trabajadores en una mano de obra más barata aún y agradecida por "insertarlos" laboralmente.
Tal es el ejemplo del Centro de Negocios Ocón, cuyo nombre ya dice mucho sobre su "ánimo de lucro". Correos le adjudica a esta fundación el transporte de correo por carretera por lotes. Se trata pues de los puestos de ruteros que antes realizaba personal de Correos y ahora son contratados por esta Fundación realizando jornadas de hasta doce horas (de 5h30 a 17h30).
Esta fundación fue condenada en 2015 por un juzgado de Zaragoza por vulnerar derechos de los trabajadores al obligarles a realizar horas extraordinarias que luego no cobraban.
Esta fundación fue condenada en 2015 por un juzgado de Zaragoza por vulnerar derechos de los trabajadores al obligarles a realizar horas extraordinarias que luego no cobraban.
Para la codificación,
clasificación y depósito en Correos de publicaciones de márqueting directo. Correos recurre a discapacitados intelectuales contratados por la empresa Ibermail de la Fundación Juan XIII, la clave de cuyo éxito es "una competitiva oferta calidad/precio".
Y por poner un botón más de muestra tenemos a la Fundación Pardo Valcarce que desde hace 24 años utiliza a discapacitados intelectuales para lavado y reparación de sacas, y para la confección del Libro Anual de Sellos de España y Andorra.
Esta fundación, además de ser un chiringuito caritativo familiar dirigido desde 1946 por la bisabuela de la actual directora, está manchada por el escándalo de las tarjetas "black" de Caja Madrid. La madre y antecesora de la actual directora, Carmen Cafranga, que además presidía la Fundación Caja Madrid, gastó con su tarjeta VIP de Caja Madrid 173.568 euros.
Además, de la Comunidad de Madrid esta fundación recibió sólo en 2014 cuatro millones de euros de dinero público en conciertos, subvenciones, y contratos.
Estas Fundaciones y Centros Especiales de Empleo (CEE) con los que Correos presume de tener acuerdos son un buen negocio: cada CEE recibe por parte de la Administración el 100% de la cuota empresarial de la Seguridad Social de cada trabajador, el 50% del Salario Mínimo Interprofesional por trabajador a jornada completa o su parte proporcional en jornada parcial y 12.000 euros por la conversión de un contrato temporal en indefinido.
Empresas como Konecta o Schindler también externalizan servicios como el "call center" o atención telefónica a través de estos CEE.
Y por poner un botón más de muestra tenemos a la Fundación Pardo Valcarce que desde hace 24 años utiliza a discapacitados intelectuales para lavado y reparación de sacas, y para la confección del Libro Anual de Sellos de España y Andorra.
Esta fundación, además de ser un chiringuito caritativo familiar dirigido desde 1946 por la bisabuela de la actual directora, está manchada por el escándalo de las tarjetas "black" de Caja Madrid. La madre y antecesora de la actual directora, Carmen Cafranga, que además presidía la Fundación Caja Madrid, gastó con su tarjeta VIP de Caja Madrid 173.568 euros.
Además, de la Comunidad de Madrid esta fundación recibió sólo en 2014 cuatro millones de euros de dinero público en conciertos, subvenciones, y contratos.
Estas Fundaciones y Centros Especiales de Empleo (CEE) con los que Correos presume de tener acuerdos son un buen negocio: cada CEE recibe por parte de la Administración el 100% de la cuota empresarial de la Seguridad Social de cada trabajador, el 50% del Salario Mínimo Interprofesional por trabajador a jornada completa o su parte proporcional en jornada parcial y 12.000 euros por la conversión de un contrato temporal en indefinido.
Empresas como Konecta o Schindler también externalizan servicios como el "call center" o atención telefónica a través de estos CEE.
