Según la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo entre las causas del estrés laboral más comunes se encuentran las cargas de trabajo excesivas, la falta de participación en las decisiones que le afectan y el acoso psicológico.
Según dicha agencia "Los trabajadores sienten estrés cuando las exigencias de su trabajo son mayores que su capacidad para hacerles frente".
Este es sin duda el pan de cada día de la clase obrera en España. Las plantillas reducidas al máximo asumen un volumen de trabajo muy superior al de su capacidad en condiciones normales.
Las consecuencias de esta presión ejercida sobre los trabajadores son problemas de salud mental, y otros problemas graves de salud como enfermedades cardiovasculares o problemas musculoesqueléticos.
De hecho según un estudio realizado entre 24.000 individuos de 52 países concluyó que el estrés laboral multiplica por 2,5 el riesgo de angina de pecho. No es una exageración por tanto decir que los empresarios están matando a muchos trabajadores.
Podemos deducir, por tanto, que las causas del estrés laboral no están en el individuo, sino en el régimen de producción y por tanto en el régimen económico, ya que es esto y no otra cosa lo que determina cómo se distribuye el trabajo entre los miembros de una sociedad.
Ni los psicólogos ni los médicos convencionales que no se plantean transformar la sociedad desde sus cimientos que se levantan sobre el régimen económico, en este caso el capitalismo, no podrán nunca resolver los problemas mentales ni cardiovasculares, porque no van nunca a la raíz y tratan estos problemas de manera individual.
Porque otra de las causas de estos problemas mentales vienen de la individualización y por tanto de la debilidad del trabajador frente al que le somete a esta presión, que es el empresario bien directamente o a través de sus eslabones intermedios.
Por tanto la solución solo puede venir de una respuesta colectiva y unitaria frente a esa presión, el reforzar la solidaridad entre los trabajadores frente a la competitividad que imponen las empresas, que suelen culpar del exceso de trabajo a otros compañeros que no siguen el mismo ritmo o incluso se culpa del exceso de trabajo a aquellos que están de baja, muchas veces precisamente por problemas de salud derivados de ese estrés laboral.
Esa solidaridad, esa unidad necesaria para combatir nuestros problemas "personales" que en realidad son los de la mayoría de los trabajadores, es la que transmite y promueve un sindicato de clase como la Coordinadora Sindical de Clase, frente al sindicalismo del "qué hay de lo mío", que actúa como una simple gestoría laboral intentando resolver los problemas individualmente y dejando por tanto vendidos ante el patrón a los trabajadores, pues el patrón en el uno a uno es superior y tiene las de ganar.
Y finalmente, la solución definitiva a todos estos problemas vendrá del control, la dirección y gestión de la producción en manos de los trabajadores decidiendo qué, cómo y en qué condiciones se produce, para el beneficio de toda la población y no de una panda de explotadores y parásitos.
Este es sin duda el pan de cada día de la clase obrera en España. Las plantillas reducidas al máximo asumen un volumen de trabajo muy superior al de su capacidad en condiciones normales.
Las consecuencias de esta presión ejercida sobre los trabajadores son problemas de salud mental, y otros problemas graves de salud como enfermedades cardiovasculares o problemas musculoesqueléticos.
De hecho según un estudio realizado entre 24.000 individuos de 52 países concluyó que el estrés laboral multiplica por 2,5 el riesgo de angina de pecho. No es una exageración por tanto decir que los empresarios están matando a muchos trabajadores.
Podemos deducir, por tanto, que las causas del estrés laboral no están en el individuo, sino en el régimen de producción y por tanto en el régimen económico, ya que es esto y no otra cosa lo que determina cómo se distribuye el trabajo entre los miembros de una sociedad.
Ni los psicólogos ni los médicos convencionales que no se plantean transformar la sociedad desde sus cimientos que se levantan sobre el régimen económico, en este caso el capitalismo, no podrán nunca resolver los problemas mentales ni cardiovasculares, porque no van nunca a la raíz y tratan estos problemas de manera individual.
Porque otra de las causas de estos problemas mentales vienen de la individualización y por tanto de la debilidad del trabajador frente al que le somete a esta presión, que es el empresario bien directamente o a través de sus eslabones intermedios.
Por tanto la solución solo puede venir de una respuesta colectiva y unitaria frente a esa presión, el reforzar la solidaridad entre los trabajadores frente a la competitividad que imponen las empresas, que suelen culpar del exceso de trabajo a otros compañeros que no siguen el mismo ritmo o incluso se culpa del exceso de trabajo a aquellos que están de baja, muchas veces precisamente por problemas de salud derivados de ese estrés laboral.
Esa solidaridad, esa unidad necesaria para combatir nuestros problemas "personales" que en realidad son los de la mayoría de los trabajadores, es la que transmite y promueve un sindicato de clase como la Coordinadora Sindical de Clase, frente al sindicalismo del "qué hay de lo mío", que actúa como una simple gestoría laboral intentando resolver los problemas individualmente y dejando por tanto vendidos ante el patrón a los trabajadores, pues el patrón en el uno a uno es superior y tiene las de ganar.
Y finalmente, la solución definitiva a todos estos problemas vendrá del control, la dirección y gestión de la producción en manos de los trabajadores decidiendo qué, cómo y en qué condiciones se produce, para el beneficio de toda la población y no de una panda de explotadores y parásitos.
FRENTE AL ESTRÉS LABORAL NO HAY SOLUCIONES INDIVIDUALES
LA SOLUCIÓN ES LA UNIDAD Y LA SOLIDARIDAD
Y EL FIN DE LA EXPLOTACIÓN DEL HOMBRE POR EL HOMBRE
Únete a la Coordinadora Sindical de Clase para hacerlo posible
