Los empleados de Correos somos conscientes de cómo se han deteriorado las condiciones de trabajo en la empresa y el servicio que se presta al pueblo. Los trabajadores somos víctimas de una gestión cuya prioridad no es nuestro bienestar ni el buen servicio público, sino el beneficio máximo de su consejo de administración que está orientado ya a la privatización de Correos según ciertos intereses políticos y económicos ajenos al interés general del pueblo.
También comprobamos día a día que no podemos dejar nuestro destino en manos de esas siglas sindicales que, o bien movilizan a los trabajadores para después negociar con la empresa lo que les da la gana, o bien los movilizan de forma muy aislada y atomizada lo cual produce un gran desgaste y desmoralización en la plantilla.
Los trabajadores de Correos necesitamos organizarnos, vertebrarnos como un todo para mostrar nuestra verdadera fuerza, pues somos un motor fundamental de la sociedad y la economía. Por eso hemos de pensar a lo grande y no en conseguir unas migajas que es para lo que nos movilizan los sindicatos que conocemos. Un sindicato no debe luchar para dar unas prebendas a sus afiliados y distinguiendo a los trabajadores por el tipo de contrato en funcionarios, fijos, eventuales, parciales,...
Pero además un sindicato debe pensar en cómo unirnos al resto de trabajadores de los otros sectores, pues la situación tan insostenible que vivimos se debe a unas leyes que se están aplicando a todos los trabajadores del país, y será uniéndonos al resto de trabajadores, sobre todo de los sectores estratégicos de la economía, que podremos alcanzar un verdadero bienestar dentro y fuera de los centros de trabajo. Pues hay que pensar también en qué va a ser de nuestras pensiones, la educación de nuestros hijos, los servicios de salud tan precarios que recibimos, y la situación de quiebra general de la economía, las instituciones que de una manera u otra nos acaban afectando a todos.
Por eso varios trabajadores de Correos hemos decidido sumarnos a una opción sindical de grandes miras como la Coordinadora Sindical de Clase (CSC) cuyo horizonte es la unidad de los trabajadores de todos los sectores y cuyo lema es “una clase obrera, una central sindical única”.
La Coordinadora Sindical de Clase apuesta por el Comité de empresa y la Junta de personal como los órganos unitarios más representativos de los trabajadores y estos tienen que estar al servicio de los intereses de los trabajadores y no de las siglas sindicales de turno. Considera además que el motor de las decisiones debe ser la Asamblea de trabajadores, desde donde salgan y se aprueben las reivindicaciones y las mejoras que se quieren conseguir así cómo las acciones a realizar para lograrlas.
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