viernes, 30 de marzo de 2018

Alegato contra las bolsas de eventuales

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Los trabajadores acaban asumiendo como propias y dogmas las opciones y reivindicaciones que se les presentan desde la empresa o desde los sindicatos que están presentes en la misma.
En Correos tenemos el ejemplo claro de las bolsas de eventuales, que suponen un reparto de miseria inaceptable por mantener en la incertidumbre a miles de familias (con hijos detrás) sin saber cuándo trabajarán ni por cuanto tiempo. Ningún sindicato presente en Correos cuestiona estas bolsas, como mucho piden que sean "justas" y "transparentes".
Ejemplo de lucha que acepta las bolsas de eventuales
Para empezar, que sean justas y transparentes lo decidirá la misma empresa que somete a tal presión a los trabajadores que hasta los funcionarios (que supuestamente son los que mejores condiciones y beneficios tienen) huyen en masa a las administraciones públicas.
Pero lo más importante es cuestionar el concepto de eventualidad en un sistema donde las empresas tienen dueño y el objetivo último es el enrequecimiento y lucro de este. Dadle a una empresa bajo el régimen de Sociedad Anónima (como lo es Correos) la mínima oportunidad para ahorrar personal y costes y la empleará hasta el fondo.
Aunque la ley supuestamente establece que la eventualidad es un recurso excepcional en determinadas circunstancias (p.e. de la producción), las empresas lo aprovechan para eliminar puestos estructurales y tener el mínimo de plantilla posible (con lo que supone eso de presión y emperioamiento de la salud de los trabajadores) y uso de trabajadores eventuales con menos derechos (p.e. no pueden presentarse a elecciones sindicales) que no podrán quejarse ante el mayor abuso.
Además de la división que supone entre los trabajadores que haya funcionarios, fijos y eventuales.

Una familia trabajadora tiene que tener garantizado el trabajo de por vida, si queremos proteger especialmente a los hijos y a aquellos que dependen de las rentas del trabajo. Es la única manera real de acabar con la pobrera y la necesidad de depender de subsidios y demás migajas.
Esto va unido a un mejor servicio público (postal, sanitario, educativo, transportes, culturales...), pues una plantilla fija suficientemente holgada permite acumular una experiencia que permitirá mejorar día a día el servicio en cuestión. 

Suficientemente holgada para poder hacer frente a cualquier circunstancia que surja, pues es natural y ley de vida que los trabajadores  enfermen, tengan que atender a sus hijos y familiares dependientes en determinadas circunstancias,... sin necesidad de recurrir a la eventualidad.
Muchos compañeros se preguntan...¿pero cómo vamos a tener personal de sobra sin hacer nada? Pero la realidad es que siempre hay trabajo por hacer, especialmente, para mejorar la calidad del servicio. Para un servicio de calidad es necesaria una formación continua de calidad, para eso hace falta tiempo y personal. Formación de verdad y de calidad garantizada por la empresa y no convertida en negocio a través de sus sindicatos lacayos y las academias de formación que se sacan buenos cuartos a costa de nuestra desesperación por aprobar unas oposiciones. Las cuales, por cierto, tampoco tienen nada de equitativas, justas ni transparentes.

La realidad es que el servicio no se puede prestar con calidad por falta de tiempo, cada vez corremos más, cada vez tenemos más estrés, cada vez el trato es peor al vecino/usuario (al que "nuestra" empresa Correos como buena Sociedad Anónima llama cliente).
¿Es por casualidad que las reclamaciones se disparan?

Barrios obreros y trabajadores de Correos (y otras empresas) tenemos en común algo muy sencillo. Los trabajadores vivimos en barrios obreros, y es ahí donde hace falta crear puestos de trabajo, acabar con la incertidumbre y precariedad de las familias obreras, dar servicios de calidad y precios populares de verdad (no con el Servicio Postal Universal que es una pantomima). 

A los trabajadores de Correos (y el resto de empresas) les falta un instrumento con el que aspirar a cambiar las cosas de verdad, para dejar de pelear por migajas que al final se pierden con el tiempo, buscando la unidad para garantizar un trabajo decente y estable para todos, unos servicios públicos de calidad y gratuitos, buscando la unidad con los trabajadores del resto de empresas, con los vecinos de los barrios obreros, con los estudiantes, pensionistas...

POR EL FIN DE LA EVENTUALIDAD
TRABAJOS ESTABLES PARA UNA VIDA DIGNA Y SIN INCERTIDUMBRES
POR EL SINDICALISMO DE CLASE

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Acerca de las movilizaciones y la unidad sindical en Correos

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El proceso de privatización paulatina de Correos ha sido asumido y firmado por todos los sindicatos presentes en Correos (a excepción de CGT): CCOO, UGT, CIG, CSI-CSIF, Sindicato Libre y ELA-STV.
Este proceso se inició en 1991, curiosamente justo después de la caída del campo socialista en Europa del Este, al igual que ha ocurrido con otros servicios públicos. En ese año Correos pasa de ser una Dirección General a ser un Organismo Autónomo de carácter comercial.

Es en 1998 cuando se da otro salto cualitativo en la privatización de Correos con la aprobación en las Cortes de la Ley 24/1998 también llamada Ley de Servicio Postal Universal y de la Liberalización de los Servicios Postales, que es la aplicación en España de la directiva europea 97/67/CE que privatiza los servicios postales en la Unión Europea.

Esa ley provocó grandes movilizaciones de los trabajadores. También hubo unidad sindical, convocando varias huelgas, para rechazar lo que suponía la muerte del servicio público postal.
Pero después de algunos paros CCOO y la Confederación Intersindical Gallega (CIG) rompen la unidad sindical y llegan a un acuerdo con el gobierno asegurando que se mejora la ley al regular el caótico mercado postal.

Más tarde, el resto de los sindicatos (excepto CGT) también claudican al aceptar la Ley 14/2000 que convierte a Correos en Sociedad Anónima y que divide a los trabajadores de Correos en personal fijo y laboral, y dentro de este en fijos y eventuales:
Así queda expresado en los subartículos 16 y 17 del artículo 58 de la Ley 14/2000:

- Dieciséis. El personal laboral de la entidad pública empresarial Correos y Telégrafos quedará integrado en la Sociedad Estatal Correos y Telégrafos, Sociedad Anónima, desde la fecha de la inscripción en el Registro Mercantil de su escritura de constitución, conservando sus contratos con la antigüedad, categoría y retribuciones que tuvieran consolidados en la entidad pública y con pleno respeto de los derechos y situaciones administrativas que tuvieran reconocidas y en especial las normas sobre incremento de retribuciones que establezcan las Leyes de Presupuestos Generales del Estado. 
- Diecisiete. A partir de la fecha del inicio de la actividad de la Sociedad Estatal Correos y Telégrafos Sociedad Anónima, el personal que la sociedad necesite contratar para la adecuada prestación de sus servicios lo será en régimen de derecho laboral.

Con la colaboración de los sindicatos de Correos la empresa consigue dividir legalmente y en la práctica a los trabajadores. Porque a pesar de que los trabajadores tenemos un mismo interés, que es ganar más y trabajar menos horas en mejores condiciones de seguridad y salubridad, existen en Correos hasta 13 opciones sindicales diferentes que ni siquiera se ponen de acuerdo para constituir los Comités de Empresa que son los órganos que representan a todos los trabajadores independientemente de la afiliación sindical.

Ahora vuelven a pregonar la unidad sindical para canalizar el descontento de la plantilla hacia cauces que la dirección de la empresa quiere: pedir más financiación al Estado. Pero el Estado es el dueño de Correos y por tanto el responsable de la situación actual de los trabajadores y el deterioro del servicio público, conseguida a través de las diversas leyes que se fueron aprobando y que hemos enumerado anteriormente. Leyes que vienen impuestas también por la Unión Europea que está cimentada en la economía de mercado y cuyo objetivo es la privatización de todos los sectores de la economía.

Pero no sólo es el objetivo el que está errado, si no la manera en que se moviliza a los trabajadores. Lo hacen en nuestro propio tiempo libre, en los desayunos, con lo que la empresa no se resiente en nada. O lo hacen de manera parcial o aislada, movilizando a tal unidad de reparto, a los carteros o las Centros de clasificación por separado, a pesar de que las casuas de nuestra situación es la legislación y esta afecta a todos los trabajadores por igual. Esta manera de moverse por moverse desgasta y quema al personal, provocando cada vez mayor apatía y resignación. E ahí la causa y no el que "los trabajadores no quieran moverse".

Los trabajadores hemos de luchar por atacar a la raíz de los problemas que nos acucian. De lo contrario nos estaremos estrellando una y otra vez contra el muro de la legalidad vigente. Los trabajadores por tanto hemos de luchar por desmontar el proceso de privatización de Correos y por acabar con la discriminación y división de la plantilla con las que nos ponen a competir entre nosotros.

Nosotros los trabajadores tenemos la fuerza pues a pesar de que la empresa a través de sus eslabones intermedios y sus charlas nos culpan del deterioro del servicio postal, somos el motor que levanta la empresa cada día. Para eso los trabajadores hemos de conseguir la unidad de acción, uniendo a todos los departamentos de la empresa (distribución, reparto, clasificación, atención al público....), decidiendo el camino a seguir en nuestras propias asambleas (y no las convocadas por la empresa a través de sus sindicatos) y poniendo el Comité de Empresa a nuestro servicio para unir a toda la plantilla e incluso a trabajadores de otras empresas con los que luchar juntos por mejorar nuestras condiciones de trabajo y de vida. De la misma manera que lo hacen los empresarios de todos los sectores, con patronales que defienden sus intereses unitariamente ¿por qué no lo hacemos nosotros?

Los trabajadores de Correos también necesitamos un instrumento legal que vaya más allá de luchar por migajas y defender lo mío individualemente, del sindicalismo del "¿qué hay de lo mío?" practicado por los sindicatos que hasta ahora están presentes en Correos. Los trabajadores hemos de desarrollar nosotros mismos un opción sindical de clase (sin que nos dirijan agentes con intereses ajenos a los nuestros). Ese instrumento que persigue cambiar las cosas de raíz, conseguir la unidad de los trabajadores uniendo las luchas de todos los sectores productivos en una única lucha que es acabar con la esclavitud en los centros de trabajo y llevarnos a disfrutar por fin de las riquezas que producimos cada vez en mayor abundancia.

Ese instrumento y esa alternativa es la Coordinadora Sindical de Clase.


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